una deuda saldada con un espectáculo breve y claro

Finalmente, ¡Weezer llegó a Argentina! Anoche, la banda liderada por Rivers Cuomo, junto a Brian Bell, Scott Shriner y Patrick Wilson, hizo historia al tocar por primera vez en nuestro país. Es sorprendente pensar que en 2025 aún haya grandes grupos que no hayan visitado Argentina, pero así es. De hecho, este año ya vivimos una situación parecida con la llegada de Supergrass.

No se trata de creernos la gran cosa, pero Argentina es una nación profundamente melómana y apasionada por sus conciertos. Anoche, los miembros de Weezer seguramente se dieron cuenta de la energía que se vive aquí.

Cómo fue el show de Weezer en Argentina

Después de las 21:15, Weezer subió al escenario del Movistar Arena, un lugar que, quizás, resultó un poco grande para la ocasión, pero que aún así tuvo el calor y el color necesarios para hacer que la noche fuera especial.

La apertura fue con “My name is Jonas”, y desde ese instante, el público ya estaba emocionado. Además, en una inesperada sorpresa, el reconocido Josh Freese de Nine Inch Nails se unió a la banda como baterista, mientras Wilson se animó a tocar la guitarra.

El setlist incluyó 22 canciones en poco más de una hora y veinte minutos. Fue un espectáculo contundente lleno de hits, con especiales guiños al legado de Diego Maradona y la alegría de finalmente presentarse en el país.

Los grandes momentos del recital

Se escucharon verdaderos himnos generacionales como “Island In The Sun”, “Beverly Hills”, “Perfect Situation” y “Hash Pipe”, además de joyas de culto como “El Scorcho” y “Pink Triangle”. No faltó una potente versión de “Enter Sandman” de Metallica, que fue celebrada por todos los presentes, desde el primer acorde hasta el final.

Ya acercándose al cierre, la banda se guardó sus dos temas más queridos. “Say It Ain’t So” fue la primera de esta tanda y, tras una “falsa despedida”, volvieron al escenario para regalarnos “Buddy Holly”.

Weezer festejó sus treinta años de trayectoria con un recital que repasó su legado y mostró su habilidad para convertir cada canción en un verdadero himno colectivo. Si había alguna duda sobre su relevancia, la respuesta llegó en forma de aplausos y euforia desde el público argentino.

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